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Ensayo /DOCENTES Y ESTUDIANTES EN CUARENTENA

Alberto Harari



- Buenas tardes, ¿cómo están? Bienvenidos a la asignatura, a esta cursada online tan especial…

- Hola… hola… perdón profe, no lo escucho.

- Sí, yo tampoco lo oigo.

- Me pasa igual.

- Chequeen el volumen de su dispositivo por las dudas. ¿Alguien más no me escucha?

- (Chat) Hola, yo escucho bien pero no me funciona el micrófono, solo puedo escribir.

- ¿Ahí se escucha mejor? Me acerqué un poco al micrófono…

- Ahora mejor, pero la imagen se congela a veces, se lo ve algo pixelado, profe.

- Yo lo oigo casi bien, pero la imagen no es buena.

- (Chat) Yo tengo muy mala conexión, profe… Aviso por si no me ve conectada todo el tiempo, disculpas.

- …

En este 2020, la crisis mundial de salud afectó absolutamente todos los órdenes de la vida; el virus COVID-19 perturbó áreas sociales, políticas, educativas, económicas, desestabilizando todos los procesos conocidos.

A pocos días de comenzar la cursada (y algunos cursos con las clases ya iniciadas) todo el aparato educativo se vio interpelado para resolver, en tiempo récord, cómo dictar clases “normalmente”, sin perder contenidos, ni objetivos, ni calidad académica… ¿Cómo resultó el cuatrimestre más extraño de la Historia?, al menos el más extraño del siglo 21, hasta ahora, en su cumpleaños número 20.

El diálogo antes mencionado, palabras más, palabras menos, habrá sido el que todo profesor debió atravesar con su grupo de estudiantes.

Uno podría dejar de lado los problemas técnicos y concentrarse en otros aspectos más importantes del análisis de la educación a distancia; pero lo cierto es que sin una conexión a Internet apropiada para la ocasión, nada podría empezar a discutirse. Sin conexión no hay educación online.

A lo largo de estos últimos años se ha ido incrementando la demanda de una formación universitaria a distancia, y la docencia ha debido (y debe) ponerse a la altura de esta solicitud, si no quiere quedar afuera de una sociedad cada vez más tecnológica y que requiere de una actualización constante de conocimientos y aptitudes.

“Resulta que hemos pasado de la resistencia y el rechazo general al uso de las tecnologías digitales en la educación a una educación ‘online’ forzosa para todo el sistema: desde Infantil hasta la etapa universitaria”.[1]


En menos de dos semanas, todo el plantel docente de la Universidad debió ponerse “a tiro” con los diversos modos de pilotear su asignatura, asistiendo a capacitaciones virtuales sobre el manejo de la plataforma elegida por la institución para tal fin.

Superando (o no) los problemas de conexión, las clases pudieron llevarse adelante, ya sea en modo sincrónico como asincrónico. Compartiendo la misma incredulidad, docentes y estudiantes dieron comienzo al cuatrimestre, sorteando los escollos técnicos y la imposibilidad de reunirse para realizar actividades en grupo.


El tsunami del COVID-19 obligó al docente no solo a incorporar más asiduamente las TIC en sus clases, conquistando entornos virtuales, sino a desplegar su capacidad de adaptación.

En el caso de la asignatura Introducción al discurso audiovisual, cuyo objetivo central es concretar un proyecto de cortometraje en grupos de 4 a 6 integrantes, se debió adaptar la cursada al planteo de un proyecto individual, acompañando a cada estudiante a transitar solo el camino de la realización y producción audiovisual, ocupando él mismo los roles de guionista, productor, director, camarógrafo, iluminador, sonidista, editor, y hasta actor, entre otros varios roles.

Atravesando diversas etapas para su concreción, cada una de ellas consistía en un avance de ese proyecto, según el siguiente detalle que ofrece la propuesta online de esta asignatura:

  • Etapa 1: Seleccionamos un poema y plasmamos las primeras impresiones;

  • Etapa 2: Escribimos el guion literario en base a esas impresiones, diagramamos el guion técnico y el storyboard;

  • Etapa 3: Presentamos la propuesta estética visual y sonora;

  • Etapa 4: Planificamos el rodaje utilizando una planilla de plan de grabación;

  • Etapa 5: Filmamos y editamos el offline;

  • Etapa 6: Realizamos el montaje final;

  • Etapa Final: Finalizamos el videominuto audiovisual.

Cada uno de estos 7 escalones tenía el feedback correspondiente entre docente y estudiante, acompañado de una calificación numérica, tal como lo exigía la plataforma online. Esa retroalimentación (que podía ser en formato escrito, o mediante archivo de voz o por video grabado por el profesor) no solo se daba en estas instancias de devolución mencionadas, sino que a través de un chat del curso se producían intercambios entre todos, realizando consultas y despejando dudas. A su vez, el docente compartía chats individuales con cada uno de ellos cuando la consulta no era común al resto.


Con ejercicios, actividades y sumando clases expositivas grabadas por el profesor sobre el tema de cada semana, se llevó al curso a un buen destino, atravesando con éxito todas las evaluaciones programadas a lo largo del cuatrimestre.

La figura docente mutó a la de un tutor online que no solo aclaró los temas conceptuales no comprendidos, sino que resolvió dudas, planteó retos, instó a la mejora de calidad de las entregas parciales del proyecto y marcó el ritmo de trabajo personal de cada integrante del curso. “La labor del tutor consiste en el fomento de un aprendizaje autónomo e (inter)activo a la vez que cercano, individualizado, cálido, al objeto de lograr que su grupo alcance las expectativas deseadas en términos de contenidos, competencias, destrezas y habilidades”.[2]

Con el período finalizado, queda ahora la experiencia para frecuentar y ahondar en las prácticas pedagógicas que resultaron exitosas en este nuevo contexto; y, por supuesto, enmendar y pulir las que no salieron del todo bien, e incorporar definitivamente a la vida docente la posibilidad de dictar materias de modo online.

El tsunami del COVID-19 obligó al docente no solo a incorporar más asiduamente las TIC en sus clases, conquistando entornos virtuales, sino a desplegar su capacidad de adaptación, su creatividad, sus habilidades, su competencia para resolver problemas y su vocación para alentar al estudiante a seguir adelante en medio de la tormenta, asistiéndolo en su aprendizaje.

[1] Arroyo Sagasta, A. (12/04/20) Ser docente (online) en tiempos de COVID-19, Educación 3.0. Recuperado de: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/ser-docente-online-covid/. [10/08/20]. [2] Seoane Pardo, A. y García Peñalvo F., Manual de tutoría online. GRupo de Investigación en InterAcción y eLearning. Universidad de Salamanca. Recuperado de: http://tutoriales.grial.eu/manual/index.html [11/08/20].

Bibliografía

Arroyo Sagasta, A. (12/04/20) Ser docente (online) en tiempos de COVID-19, Educación 3.0. Recuperado de: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/ser-docente-online-covid/. [10/08/20].

Seoane Pardo, A. y García Peñalvo F., Manual de tutoría online. GRupo de Investigación en InterAcción y eLearning. Universidad de Salamanca. Recuperado de: http://tutoriales.grial.eu/manual/index.html [11/08/20].


 
 
 

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